Year of the Dog o como el amor por los animales puede cambiar la vida de alguien.

Hace unas semanas enganché en Isat una película por la mitad. La grilla de programación decía que se llamaba "Year of the dog". Suficientemente curioso título para llamarme la atención y pispear a ver que era, sin esperar demasiado porque tú viste como es: el cine no se caracteriza (ni en el independiente) por tener una visión empática en relación al tema animalista.

La película me enganchó y la ví hasta el final. Inmediatamente la descargué para poder verla entera y juzgarla mejor.




La trama es sencilla. Peggy (Molly Shannon) es una mujer que avanza hacia sus 40s y tiene una vida sin sobresaltos: trabaja en una empresa como asistente, tiene sobrinos y un hermano a los que visita regularmente, vive en una casa de esas que nos encantan en los suburbios yanquis, nunca se casó y dedica todo su tiempo, todo su amor y todos sus recursos a su perro Pencil. Es una buena persona, quizás demasiado buena para este mundo, que recibe las críticas constantes de su amiga (Regina King) por dedicarse demasiado al perro, ya que esto le quita las posibilidades de conocer a algún hombre.

Por esas cosas del destino, una noche Pencil muere (envenenado) y la vida de Peggy se pone patas para arriba de un momento a otro. Intentando encontrarle sentido a su vida intenta, por ejemplo, salir en una cita con su -desagradable- vecino (John C. Reilly). Se esfuerza por mantener una vida social y "normal", pero la carga de la tristeza es mucha... hasta que un día un empleado de la veterinaria en la que internó a Pencil (y que también es voluntario de un refugio de animales), la llama para ofrecerle en adopción a un perro que será puesto a dormir en breve.

Y acá es dónde empieza lo mejor de la película: cuando las cosas no salen como ella planeaba con su nuevo amigo de 4 patas, es cuando se empieza a meter cada vez más en el mundo del activismo y proteccionismo.



Informándose cada vez más y rápidamente sobre todas las temáticas que hacen al maltrato animal (explotación de animales de granja, caza de focas, uso de pieles, etc), comienza una transformación psicológica, física y emocional. Transiciona al veganismo. Cada vez más metida en su mundo y con las mejores intenciones de concientizar a su entorno y lograr abrirles los ojos, cada vez va quedándose más sola y más incomprendida. Y aquí es dónde hay que verla hasta el final.

Si bien tiene muchos lugares comunes del cine independiente norteamericano de la primera década de los 2000, "Year of de Dog" no es una película banal ni ordinaria. Al contrario, es una película muy profunda, que explora en forma sensible,seria y con muchísima ternura temáticas como el amor, la amistad, la soledad, el bienestar animal y cuál es el propósito de nuestras vidas. Es una película real, MUY REAL. En lo particular, yo me sentí muy conectada y reflejada al personaje de Molly Shannon y creo que cualquier persona que esté ligada a la causa animalista puede sentirse igual.

Si bien es una película que nos deja un sensación semiamarga (¿acaso la vida no es así?) durante su desarrollo, el final es simplemente liberador y para llorar con el pecho inflado de emoción. Si tienen la oportunidad, no dejen de verla porque vale totalmente la pena.